Recientemente fui invitada por una revista del sector peluquería y estética para dar una Charla sobre Prevención en el trabajo, no se sabe si fue por falta de interés o por temas personales, puede que por temas laborales, la cuestión es que no hubo muchas personas que se apuntarán a ella.
Uno de los puntos que tenía pensado tocar era el sueldo emocional, en 36 años trabajando para otros nunca me fue dado algo así, en cambio debo decir que me han echo ganar bien la vida; pero...¿era el dinero suficiente para mi motivación? en mi caso ni el dinero ni un sueldo emocional añadido, mi motivación era mi propio trabajo, sin embargo no siempre es así y el empresario debe llevar a cabo otras tácticas con el fín de tener siempre al colaborador motivado, que se levante cada mañana queriendo llegar a la empresa... en vez de cansado, y llegar siempre tarde. Cuando un trabajador llega tarde, el empresario debe pensar ¿en que estaré fallando?
Un estudio de Harris Poll y Kronos señala a las compensaciones injustas (41%), las elevadas cargas de trabajo (32%) y el exceso de horas extras (32%) como las tres principales
fuentes de agotamiento laboral. En el ranking de causas de insatisfacción
laboral por parte de los empleados siguen la mala
gestión (30%) y
la desconexión de la estrategia de la
empresa y de una
cultura de trabajo negativa (29%).
Es
evidente que hay vida
fuera y después del trabajo. Sabemos
de la promulgación en otros países de leyes
de ‘desconexión’ que
no prolonguen indebidamente el horario
de trabajo. Es
éste uno de los puntos que produce más malestar
entre los trabajadores. La
reivindicación más común de los asalariados sobre este particular es evitar las horas extraordinarias y las
horas fuera del horario laboral. El exceso de trabajo no justifica un
abuso en los horarios. Puede ser una medida excepcional pero no habitual,
aunque venga recompensada económicamente, ya que acaba generando desmotivación y agotamiento.
Las demandas/requerimientos del puesto que se desempeña, falta de apoyo por parte de la empresa y la escasa recompensa moral son otras de las circunstancias que
más queman a los trabajadores. Los estudios y encuestas revelan que el agotamiento físico y mental en el trabajo es una de las
principales causas de improductividad de las empresas, que puede caer a
niveles alarmantes si no se aplican medidas correctoras.
EL SALARIO EMOCIONAL
En las sociedades ‘benestantes’ –adjetivo que no existe en el diccionario de la RAE,
hecho significativo en sí mismo- se maneja el concepto de ‘salario emocional’, que es una especie de gratificación no económica. El salario emocional es la retribución de los
asalariados que incluye conceptos de carácter no estrictamente económico, y
cuya finalidad es cubrir
las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador.
Además de los beneficios sociales para quien lo recibe, el salario emocional ejerce un efecto motivador en los trabajadores por recibir prestaciones que consideran más valiosas que la subida de sueldo,
siempre que éste sea justo y proporcionado a la contra-prestación laboral del asalariado.
Lo que no puede considerarse como
salario emocional son los ‘premios
de consolación’ que ofrecerían algunas empresas para
encubrir sus políticas
salariales cicateras. Nunca será salario
emocional cualquier ‘parche
prestacional’ que pudiera ofrecer la empresa que trate
de maquillar su
dumping social, es decir, el empeoramiento real de las
condiciones salariales y de trabajo que
ofrece a sus empleados. Esas formas son una perversión del salario emocional, un concepto que, bien empleado,
tiene un retorno
beneficioso también para la empresa.
ALGUNAS FORMAS DE SALARIO EMOCIONAL
-Contar con espacio de esparcimiento, guardería infantil,
días libres para asuntos propios, jornada reducida. Toda mejora de las condiciones asegura un mayor
rendimiento.
-Horario flexible. Lo que importa es cumplir con los
compromisos laborales. El horario es un asunto aleatorio.
-Trabajo
remoto, a distancia, en movilidad o teletrabajo. Pese a su similitud, tienen matices
diferenciadores, con el denominador común de primar la productividad al
‘precio’ de hacer más fácil la vida del trabajador.
-Inclusión en proyectos que
promueven el talento. Los
trabajadores –especialmente si son jóvenes- desean explotar sus capacidades y
demostrar sus fortalezas. La empresa que ofrece alternativas a quienes las
buscan tiene más posibilidades de retener el talento.
Y además también:
planes de carrera / programas de formación y capacitación, beneficios sociales,
eventos de bienestar, fomentar espacios de interacción entre la Alta Gerencia y
los colaboradores, asesorías
legales, financieras
y/o psicológicas, servicios de mensajería, consulta médica y transporte,
premios y regalos, que no necesariamente deben ser económicos.
El beneficio más importante es contar con personas motivadas e integradas en un clima laboral positivo,
lo que genera interacción, comunicación
y compromiso por
parte de todos los colaboradores.
Es
sintomático que el diccionario
de la RAE no
contemple el término ‘benestante’, una de cuyas acepciones podría ser:
“relativo al individuo que goza de bienestar…”. Cuando el ‘notario’ de nuestro
lenguaje no ha recogido el término es porque éste no tiene uso social. Y la falta de uso social es debida a
la inexistencia del concepto…, podríamos colegir. Sea como sea, si
las empresas españolas son legas en abonar
salarios emocionales, pueden,
al menos, evitar
agravios que
enrarecen el clima laboral y queman al trabajador.
Cuiden a sus trabajadores, si es que estos les interesan...
Fuente: http://www.proteccion-laboral.com
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